La jornada electoral del domingo significó un golpe histórico para Evolución Política (Evópoli). El partido —fundado como un proyecto de derecha liberal, moderna y con un sello progresista en temas sociales— no consiguió el porcentaje mínimo exigido por la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos para mantener su existencia legal. El resultado marca el fin de una apuesta que buscó renovar a la centroderecha en un momento en que, paradójicamente, el electorado optó con fuerza por las posiciones más conservadoras del sector.
En un comunicado difundido durante la noche, la directiva reconoció sin eufemismos el fracaso electoral: no alcanzaron el 5% de los votos en las regiones requeridas, condición indispensable para sobrevivir como colectividad.
La derecha liberal no convenció en un ciclo dominado por discursos más duros
La caída de Evópoli no solo expresa una derrota electoral, sino también el cierre simbólico de una etapa. El partido intentó —durante una década— instalar una narrativa distinta dentro de la derecha: apertura en temas sociales, foco en la infancia y una mirada reformista anclada en datos y políticas públicas.
Sin embargo, el escenario político actual se inclinó en sentido contrario. Mientras Evópoli retrocedía y perdía representación en la Cámara de Diputados, el sector más duro de la derecha, encabezado por José Antonio Kast, experimentó un crecimiento sostenido, ampliando su presencia parlamentaria y consolidando su liderazgo presidencial.
Ante este contexto, desde Evópoli reconocieron que “no lograron interpretar el sentir mayoritario de la ciudadanía” y que deberán revisar críticamente su propuesta, que quedó desdibujada en una contienda dominada por discursos identitarios y polarizados.
El partido cierra filas tras Kast pese a sus diferencias ideológicas
Aun con las tensiones históricas entre el partido y el líder republicano, la directiva llamó a votar por José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial. El gesto evidencia un reordenamiento del sector: la derecha liberal, debilitada y sin fuerza electoral propia, se alinea ahora con quien capitalizó el descontento y la demanda por un giro más conservador.
“La ciudadanía pidió un cambio de rumbo”, señalaron, enfatizando que, pese a las diferencias con Kast, lo consideran la única alternativa viable frente a Jeannette Jara.
Un futuro incierto para la derecha liberal
El balance interno también incluyó un diagnóstico duro: Evópoli admite que deberá reconstruir su proyecto si quiere volver a ocupar un espacio en la política chilena. La colectividad aspira a mantenerse activa social y territorialmente, pese a perder su estatus legal.
Solo dos diputados —Tomás Kast y Jorge Guzmán— lograron escaños, muy lejos de los años en que el partido aspiraba a ser un referente de renovación en la derecha.
Lo ocurrido abre interrogantes más amplias:
¿Existe hoy un electorado para una derecha liberal y progresista?
¿O el ciclo político actual está dominado por opciones más identitarias y confrontacionales?
Por ahora, lo cierto es que el resurgimiento de la derecha dura terminó eclipsando el proyecto liberal que Evópoli defendió durante más de una década.
