El arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, respaldó la propuesta de abrir un proceso de regularización de inmigrantes, en sintonía con lo planteado por el presidente de la SNA, Antonio Walker, ante la falta de mano de obra en el agro.
En conversación con Radio Universo, Chomalí advirtió: “Aunque le duela a algunos, los vamos a necesitar”, destacando el aporte de los extranjeros en salud, fundaciones y congregaciones, y recordando que Chile enfrenta baja natalidad y un futuro demográfico envejecido.
Las declaraciones no pasaron desapercibidas y reavivaron la polémica en torno al fenómeno migratorio, uno de los temas más sensibles en la agenda pública. Mientras algunos valoran la idea de formalizar a quienes trabajan en regla, críticos alertan que podría abrir la puerta a nuevos ingresos irregulares y presionar aún más los servicios públicos.
Chomalí también apuntó a la “hipocresía” de mantener a miles de personas “con papeles a medias”, pese a que son contratadas en distintos sectores productivos. Y recalcó: “Quien delinque debe ser castigado, eso no se discute, pero es injusto que familias trabajadoras vivan en la incertidumbre”.
Con estas palabras, el arzobispo instaló con fuerza el debate sobre el futuro de la política migratoria en Chile, en medio de un país dividido entre el control y la necesidad de mano de obra extranjera.
